Cristián Deltell es el fundador de RKT, un estudio de arquitectura de Alicante especializado en construcción industrializada. Hablamos con él para conocer su trabajo, la evolución del sector, las ventajas de los métodos modernos de construcción y el uso de Thermochip Housing en sus proyectos.
Somos un estudio de arquitectura abierto y colaborativo, enfocado en sistemas industrializados, de alta eficiencia energética, que intenta aproximarse lo máximo posible a una construcción sostenible, social, ambiental y económicamente viable.
A nivel formativo cursé estudios de arquitectura técnica, arquitectura, BIM, arquitectura sostenible y eficiencia energética, y un curso de Passivhaus Designer.
Mis compañeros están formados en diversas materias, unos más enfocados al diseño arquitectónico y de interiores, otros a la construcción, eficiencia energética, BIM, gestión de proyectos, etc.
Laboralmente hemos desarrollado diversos proyectos con calificación energética A con distintos sistemas constructivos, pero nos estamos enfocando, casi exclusivamente, en sistemas industrializados por componentes compatibles de construcción en seco, teniendo en cuenta conceptos como 3R y el ACV.
Todos sabemos lo complejo que es este mundo de la construcción y el oportunismo que ofrece esta nueva rama en eficiencia energética e industrialización. Nos costó mucho enfocar a los clientes hacia este tipo de construcción y en los primeros proyectos tuvimos algunos inconvenientes con empresas constructoras supuestamente especializadas en estas materias.
Para conseguir un buen resultado, ahora nos encargamos nosotros de realizar la gestión integral de todo el proceso constructivo, colaborando con técnicos e industriales especializados en este tipo de construcción, gente de buena fe que hemos ido conociendo durante el camino y que nos ayuda a que todo el proceso vaya rodado.
Tuve la suerte de tener como profesor en la universidad a José Miguel Reyes, incluso fue mi tutor en el proyecto final de carrera, que ya iba enfocado en esta línea. Fue él quien me inició en estos sistemas, inculcándome unas bases solidas de aplicación, no solo como sistemas constructivos, sino como sistemas de organización arquitectónica, pues jamás hay que dejar de lado este concepto. No se trata de construir, se trata de generar buena arquitectura con sistemas industrializados.
A nivel laboral no conseguí implementarlos en mis proyectos hasta hace casi tres años. Mis primeros clientes eran muy reacios a prescindir del ladrillo y del hormigón, pero afortunadamente poco a poco la gente va abriendo la mente y la mayoría de los proyectos en los que trabajamos son industrializados en mayor o menor grado.
Son sistemas muy controlados en los que se puede cuantificar el coste y reducir los tiempos de construcción, la utilización de recursos como el agua o la energía y posibilitan un futuro desmonte, reutilización, reciclaje y recuperación de materias. Debemos tener en cuenta qué ocurre con nuestros edificios cuando dejan de funcionar. No deberían ir a un vertedero.
Aplicando buenos esquemas proyectuales, sirven como herramientas de desarrollo espacial de proyectos, aportando posibilidades de adaptación y flexibilidad en el tiempo y uso de los usuarios. Dependiendo de las necesidades se puede llegar a un mayor o menor grado de flexibilidad, lo importante es que el sistema permite esta adaptabilidad en el tiempo y el espacio para adecuarse a las necesidades futuras.
También son sistemas por componentes industriales de catálogo que a su vez son compatibles entre ellos mediante uniones en seco, generando un tipo de industrialización abierta que genera libertad a la hora de proyectar. Con estos sistemas no todo tiene por qué ser igual.
En resumen, suelen ser sistemas optimizados y pensados de una manera eficiente tanto en su implementación como en sus prestaciones. Con ellos se suele conseguir edificios con altas prestaciones, sobre todo a nivel de eficiencia energética, algo básico a día de hoy.
Uno de los valores añadidos importantes es la certidumbre en tiempo y coste, pues la dispersión debe ser mínima. Hoy día los clientes quieren saber a precio cerrado cuánto les costará su construcción. Venimos con la mala costumbre de ejecutar obras con diferencias superiores al 30% en fase de obra y esto ha generado mucho temor y desconfianza en los promotores.
Con estos sistemas podemos reducir en casi un 50% los tiempos de construcción. Tenemos que definir muy bien los proyectos y colaborar con buenos industriales que controlen el sistema para que el proceso de fabricación vaya rodado. Eso el cliente lo percibe y lo disfruta. Estamos hartos de obras agónicas que terminan siendo un auténtico sufrimiento. El cliente debe disfrutar el proceso de construcción de una de las mayores ilusiones de su vida, que suele ser construirse su propia vivienda. La gente invierte muchos recursos en ello, a veces los ahorros de toda una vida.
Por supuesto, también la eficiencia energética de estos sistemas. Bien planteados, suponen un ahorro importantísimo de energía durante la vida útil del edificio.
A nivel ambiental, se reduce muchísimo el consumo de agua y la generación de residuos, además permiten el desmonte para reutilización o reciclaje futuros.
Y otro de los aspectos más importantes es el confort de los usuarios. Generamos espacios controlados a nivel energético, acústico, lumínico y de salubridad muy agradables de vivir.
La tendencia es claramente hacia la industrialización. No podemos seguir construyendo como en Mesopotamia, ladrillito a ladrillito. Hay que fijarse en el sector del automóvil, que nos saca años luz de ventaja.
Tenemos que tener muy en cuenta algo que se está sufriendo mucho a día de hoy, como es la falta de mano de obra cualificada. La gente joven ya no quiere estar pasando frío, deslomados a la intemperie. Los entornos de trabajo con ambientes controlados ofrecen una posibilidad a futuros.
Uno de los retos será controlar los costes de estos sistemas. A día de hoy para producciones a pequeña escala hacen que se encarezca un poco el producto y no todo el mundo está dispuesto a asumir este coste, sobre todo si no hay consciencia de lo que realmente se está ofreciendo. Hay gente que busca una vivienda y punto, le da igual como se construya. Para poder afinar los costes se necesitarán cadenas de montaje para optimizar los procesos y eso sí que lo veo algo más difícil, pues requerirá de un flujo constante de trabajo para hacer sostenible económicamente el sistema.
Porque nos soluciona la vida. Con un solo panel podemos desarrollar prácticamente toda la envolvente del sistema: cerramientos, forjados, cubiertas… Y sobre todo con un panel fiable, ensayado y certificado, que podemos colocar y firmar sin temor de problemas futuros.
Además nos permite trabajar con sistemas constructivos abiertos a la hora de realizar tanto la obra gris como los revestimientos. Podemos implementarlo casi con cualquier tipo de estructura y revestimientos. Esto nos da mucha flexibilidad proyectual.
Empezamos con ellos hace tres años y agradecemos mucho el soporte que nos ofrecen. Se han convertido en amigos con los que mejoramos e intercambiamos impresiones. Es un gusto trabajar con ellos.
Para más información, visite la web de RKT Estudio.